jueves, 12 de abril de 2012

Soñando el futuro


Cinco, cuatro, tres, dos, uno… Suena una alarma. Pedro se despierta. Está en Madrid, son las ocho de la mañana y hoy es día 13 de abril de 2042. Hay 15 grados de temperatura en el exterior y va a llover ese día, pero ya por la tarde, y las máximas alcanzarán los 20 grados. La lluvia continuará durante los dos días siguientes. La principal noticia del día es el tsunami que ha habido en un país no muy lejano. Varios sucesos, la Bolsa y delitos informáticos son otros de los hechos noticiables de la mañana.
Un dispositivo que actúa en toda la casa es el responsable de proporcionar toda esa información a Pedro. Pedro lo activa cada mañana en su habitación para despertarse, con volumen alto, para conocer lo que le espera ese día sin hacer ningún gran esfuerzo. Así sabe lo que tiene que ponerse de ropa o lo que ocurre en el mundo. También le recuerda su agenda de toda la jornada.
Pedro tiene una cita importante a las 9 y media en su despacho, una reunión con sus superiores para hacer balance de la compañía. A las 7 de la tarde, cuando salga del trabajo, tiene otra cita con sus amigos en un bar de la ciudad. Quince minutos antes irá a recoger a su novia. 
Cecilia
Cuando baja vestido y preparado, Pedro ya tiene su desayuno listo. Se lo ha hecho Cecilia, su robot-asistente del hogar. Simplemente tiene que programar en ella lo que necesite cada día. Hacer la colada, limpiar el polvo, planchar… A mediodía también tendrá la comida hecha. Ayer no se decidía por el plato del día, y finalmente programó en Cecilia un buen cocido madrileño, como el de toda la vida, el que hacía su madre, su abuela, su bisabuela...

Pedro va al trabajo en su vehículo (eléctrico: no gasta gasolina ni contamina) y cuando llega, su secretario-robot, Paul, tiene toda la documentación necesaria buscada y analizada. Tras salir de la reunión, Pedro realiza otras gestiones de la compañía. Marcha a casa para comer, descansa y vuelve al trabajo. A las 6 ha terminado, pero antes de salir programa en Paul las tareas del día siguiente. Tiene que buscar todo lo publicado en la red sobre la compañía durante los últimos 20 años, es una de las tareas encomendadas en la reunión.
Paul
Como le sobra tiempo para llegar a la cita con su novia y con sus amigos, decide ir a hacer unas compras. Programó en Cecilia lo que necesitaría para la semana, pero de vez en cuando le gusta acudir personalmente al supermercado. Hoy hace cinco meses con su novia y quiere hacerle un regalo. Opta por unas gafas de realidad aumentada. Recuerda que el otro día le dijo que las suyas estabas estropeadas, y son un objeto fundamental. Con ellas podrá visionar lo real y lo virtual, podrá consultar cómo llegar al lugar que quiera ir, podrá escuchar mensajes de voz de contactos, etc. Selecciona en ventanilla el producto, lo paga a través de una máquina y se lo lleva. Así son los mercados ahora.
Novia de Pedro
Pedro recoge a su novia, le da su regalo y llegan al bar donde han quedado con sus amigos. Se trata de un bar totalmente robotizado, con robots-camareros y las más altas tecnologías. En Madrid apenas quedan bares tradicionales, con camareros de carne y hueso.

De repente se queda todo a oscuras y los robots dejan de funcionar. A los dos minutos aparece el responsable del local y pide disculpas a los clientes, acaba de ser víctima de uno de los muchos delitos tecnológicos que ocurren hoy en día. En los últimos años, han aumentado en gran medida, algo que era de suponer, ya que la mano de obra tradicional ha sido sustituida por robots, y la gente ya sólo trabaja en aspectos tecnológicos e informáticos. Cualquiera sabe programar, y los delincuentes de ahora se dedican a robar a través de la red o a arruinar negocios como el del bar de esta tarde. Llegaron al local efectivos de la Brigada de Seguridad Tecnológica para analizar lo sucedido y los clientes se fueron a casa.

Pedro se fue con un mal sabor de boca y se acostó sin cenar. Le preocupa que la compañía de seguridad informática que dirige no sea capaz de acabar con este tipo de criminalidad tecnológica. Eso sí, antes programó en Cecilia el desayuno del día siguiente. Pero, ¿y si llegaba un día en el que no pudiera fiarse de Cecilia ni de Paul? Está claro que nadie está a salvo de los ataques en los sistemas tecnológicos. Habrá que estar vigilantes.